En este libro de ideas vamos a ver 10 revestimientos que crean la ilusión óptica cuando los utilizas de estar en presencia de una fachada de mayores dimensiones de las que realmente tiene. También trataremos de lograr que estos acabados y los colores de los mismos para esas fachadas exteriores y muy especialmente para la fachada principal por donde accedes a tu casa, te sirva para revalorizarla y que al mismo tiempo cause una mejor impresión. Hay acabados que pueden tener un mayor costo a la hora de adquirirlos, pero si a cambio eliminas el mantenimiento del mismo, al cabo de unos pocos años habrás amortizado la inversión inicialmente mayor y al final ahorrarás dinero.
Este es un acabado hecho con un aplacado de piedra con geometría rectangular en donde básicamente se emplean dos dimensiones distintas, aunque hay que mantener una tonalidad uniforme entre ellas que varíe del color beis al color crema. También podemos ejecutar el aplacado retranqueando unas piedras con respecto a las adyacentes, lo que le da un juego volumétrico muy interesante. Tiende a reflejar la luz y aparentar tener dimensiones mayores de lo que realmente son y la piedra contribuye a que la fachada gane prestancia y no tiene mantenimiento.
Aquí vemos un acabado de ladrillos vistos que en algún momento los propietarios de la casa decidieron aplicarles una pintura de color blanco. Los ladrillos pintados de blanco mantienen un buen equilibrio entre la textura rugosa del mismo y el color blanco que elimina toda mancha de la superficie de los mismos y que con la pintura adquieren una textura suave. Los ladrillos colocados en el cerramiento exterior con la mayor de su dimensión vista, o lo que es lo mismo, colocados en sentido longitudinal, provocan la ilusión óptica de que la fachada tiene una mayor dimensión de la que realmente tiene.
Los denominados colores cálidos cuando se combinan con el color blanco como en el caso de la fachada de la imagen, resulta ser una combinación muy elegante. En este caso tenemos en blanco la propia carpintería, el grueso del cerramiento exterior y un recercado perimetral. En esta ocasión el color rosa fuerte elegido armoniza estupendamente con el blanco, resaltándose mutuamente.
Esta fachada combina un cerramiento retranqueado exterior realizado con paneles despiezados en horizontal, con colores entre el verde claro, el verde oscuro y el transparente con un cerramiento exterior ejecutado con hormigón. Este hormigón se ha encofrado con unas tablas de madera de geometría irregular y desalineadas formando el hormigón líneas horizontales, simulando ser un entablado de madera. Estas líneas horizontales y su iluminación provocan la ilusión óptica de que la fachada es mayor de lo que en realidad es.
En esta fachada el cerramiento exterior se ha acabado con un revestimiento de mortero en color beis claro. Esta tonalidad combina perfectamente con el color del pilar y las vigas de madera e incluso con la tonalidad beis también de las tejas de su cubierta inclinada. En donde se produce el contraste es con la doble puerta de madera vista barnizada en color oscuro, la cual ofrece a la vista una ejecución artesanal que impresiona.
El zócalo de mampostería se coloca perimetralmente en todo el cerramiento exterior de la casa, excepto en el cerramiento situado en el porche, que se reviste hasta la cara inferior de la viga. El resto se enfosca y se le aplica una pintura de color beis. Aquí se combinan las texturas de la piedra de mampostería con los cantos rodados del suelo que a modo de acerado se sitúa perimetralmente en toda la casa. La puerta con su color nítidamente blanco resalta y contrasta con el conjunto.
La combinación de dos colores con mucho contraste, como en el caso de esta fachada a cuyo cerramiento exterior se le aplica a la zona de la puerta de acceso un color cálido y a la zona de la derecha se le aplica un color frío. Este contraste tan audaz divide la fachada en dos y hace que parezcan dos fachadas en una. En este supuesto lo que se consigue es que ópticamente al dividir la fachada en dos, no reparemos en su dimensión.
Cuando tenemos una fachada en cuyo cerramiento exterior hay un gran ventanal fijo y en este caso además retranqueado, se produce la ilusión óptica de estar ante una fachada con una gran profundidad. En esta fachada existe en primer plano un árbol de un gran porte a juzgar por el tamaño de su tronco. Aquí la iluminación se ve muy acertada, jugando un papel muy importante al potenciar las formas geométricas y los elementos de decoración existentes.
Si tenemos la posibilidad de diseñar una fachada cuyo cerramiento exterior se ejecute con ladrillos vistos colocados con distinta geometría habremos conseguido una fachada singular y que no pasará desapercibida. Aquí en el cerramiento de la izquierda en su planta baja los ladrillos se colocan en sentido longitudinal y en la planta alta se coloca un ladrillo en sentido longitudinal y el siguiente en sentido transversal sacándolo del plano de la fachada un centímetro o dos como mucho y así sucesivamente, el juego volumétrico es muy interesante y convierte esta fachada en un trabajo muy artesanal y original.
Donde como en este caso a la fachada de la casa se le puede colocar una especie de alero o voladizo metálico con dos vigas inclinadas para anclarlo firmemente a la fachada, sobresaliendo del cerramiento exterior una dimensión que permita guarecerse debajo del mismo a la hora de llegar a casa y poder abrir la puerta sin mojarte. En definitiva se ha creado un espacio cubierto en la puerta de acceso a la casa, creando profundidad a la entrada y un hall al espacio interior.
¿Quieres más ideas sobre fachadas? 20 fachadas en 3D que te inspirarán a diseñar la casa de tus sueños