Hipster
es una palabra del inglés, que fue usada como un equivalente del término hepcat, un estilo o moda asociado al ámbito del jazz. Este estilo o forma de ser apunta al resurgimiento de la cultura bohemia, de las personas que disfrutan de lo
artístico y lo sofisticado, con irónica independencia. Los cafés donde los seguidores de dicha cultura
se reúnen poseen un toque especial, debido a que ahí convergen la música jazz o
indie, con los aromas del café recién hecho. Son lugares donde cierta aura de tranquilidad es valorada, para entablar conversaciones de filosóficos temas o para simplemente sentarse a contemplar. No hay duda de que esta tendencia no solo está presente en los accesorios y la ropa, también en lugares de esparcimiento en los que lo vintage y lo moderno se fusionan dando paso a metros cuadrados que encierran el arte más encantador de una época pasada con el ritmo apasionado ritmo del presente.
Mobiliarios de madera clara o de materiales que asemejen su apariencia son perfectos aliados para los espacios hipster que quieren mantener bien presente la esencia de lo actual.
Las cafeterías son más que simples lugares en los cuales acudir para aplacar cualquier antojo, este recinto se ha convertido en casi un espacio obligatorio para la peculiar cultura hipster, y no es para menos, ya que puede ser un espacio tranquilo, ideal para conversar mientras se disfruta de un delicioso café, pero al mismo tiempo un recinto con mucho ambiente para socializar.
No es necesario un lugar de grandes dimensiones para implementar los elementos que
la cultura hipster casi exige
, ya que en un lugar pequeño se puede crear un ambiente
acogedor que a cualquiera le puede encantar. La clave está en jugar con los adornos, pues éstos son el verdadero broche de oro de este tipo de decoración.
Ya hemos dicho que lo sencillo es amigo de lo hipsters, y es importante recordar que lo simple
debe tratarse como un resultado general y no de ciertos elementos; es decir, si las sillas no son para nada ostentosas, ni los estantes, ni las lámparas ni las puertas deben serlo tampoco.
Por otro lado, que sea simple no significa que sea vulgar, la autenticidad y lo que no es común
son dos principios básicos en estos espacios.
Aprovechar las ventanas grandes es una genial idea. Un par de mesas cerca, con cuadros, fotografías, calcomanías y otros elementos en las paredes en donde se sitúan las ventanas, bastarán para materializar ese ambiente de independencia que tanto le gustan a los considerados hipsters. La idea es crear un punto focal en el café, y éste puede ser un conjunto de sillas, lámparas peculiares, o quizá un ventanal que por si solo pareciera decir aquí estoy
, como en este caso.
Si algo define a esta cultura es su gusto por lo artístico, y por hecho dicho concepto no puede faltar en un recinto que quiera lograr un estilo digno de los hipsters. Pudiera pensarse que un café hipster es muy parecido a un lugar en el que mezclas elementos simples con muchas detalles de arte, como libros, por ejemplo y también con una dosis de objetos retro, todo al azar, ¡pero nada más lejos de la realidad! todos los ornamentos de un café hipster están cuidadosamente elegidos, pues cada no envuelve un significado, cada uno proyecta su razón de ser.
Los ladrillos le siguen a la madera en la lista de los elementos que más afinidad tienen con los cafés hipster. Una pared de ellos, aunado a una iluminación tenue de matices amarillos brindan esa atmósfera de antigüedad propia del denominado estilo. El contraste de estampados en entre el suelo y las paredes de esta foto puede dar pie a opciones unicolores en los asientos, pero entonces el resultado no sería el mismo, no sería un café hipster. Las sillas de rojo vivo y verde son el punto final de un café ideal para esta subcultura contemporánea.