Después de esto NO volverás a limpiar los cristales como antes

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Una de las características más requeridas de los vidrios de ventanas y puertas, es su transparencia. Una cualidad inherente al material pero que requiere de un mantenimiento tan simple y tan sencillo como la limpieza periódica; además de regularla, evidentemente, esa limpieza ha de ser efectiva. A todo eso vamos a dedicar las siguientes líneas, a explicar cómo hacerlo, sin que requiera mucho tiempo ni demasiado esfuerzo.

El resultado saltará a la vista inmediatamente. Es más, a veces nos puede parecer que no tenemos los cristales sucios, sin embargo tras una buena limpieza nos damos cuenta del brillo y de la luz que nos estábamos perdiendo; esto ocurre no solo con los vidrios de las ventanas o con las puertas de terrazas o balcones, también pasa con los cristales de mamparas de baño, espejos, marcos de fotos y otros objetos. Para cualquiera de ellos son aplicables los consejos de profesionales que damos a continuación:

​Una buena limpieza en tres sencillos pasos

Lograr que nuestros cristales estén relucientes es sumamente fácil. Sí. Con solo seguir los tres sencillos pasos que vamos a indicar a continuación ya lo puedes conseguir. Creelo, o mejor aún, pruébalo! 

Todo ha de comenzar con un paso previo e imprescindible: Quitar el polvo que se acumula en las ventanas y puertas. Una pasada por el vidrio y, sobre todo, por los marcos, rieles o bisagras, con un cepillo o un pincel de cerdas largas debería bastar. Aunque si lo prefieres también puedes recurrir a los pequeños aspiradores de mano. 

Tras eso ya puedes pasar por el cristal una esponja humedecida con una mezcla de agua, vinagre (o si prefieres, detergente neutro) y alcohol. Con eso dejarás todo desinfectado. 

Y ya solo queda acabar la faena pasando el trapo por todo, dejándolo reluciente.

Para limpiar aplica la lógica de la gravedad

Vamos a quitar el polvo y usar líquidos, es decir, si limpiamos desde arriba hacia abajo, jamás nos caerán residuos ni gotas en lo ya limpiado. Es así de lógico. 

Igual que deberíamos tener en cuenta si limpiamos con la mano izquierda o la derecha, para hacerlo siempre en un único sentido y así limpiar y no extender ni repartir la suciedad. 

Otro consejo con mucha lógica es limpiar los cristales de las ventanas en los días nublados. ¿Por qué? Porque si lo hacemos en días soleados, los rayos de sol nos lo pueden secar excesivamente rápido dejando residuos. Es mejor dejar actuar lo suficiente al líquido limpiador y que el cristal se acabe secando al pasar nosotros el trapo (preferiblemente de algodón) y después un papel de cocina que termina de eliminar cualquier pelusa dándole el brillo definitivo.

​La magia del vinagre

Nunca faltan referencias al vinagre, un producto natural con una capacidad limpiadora increíble. En el caso de los vidrios, si no tienes limpiacristales en casa, no te preocupes, mezcla un vaso de agua con otro de alcohol y echa un cucharada de vinagre blanco. Si viertes esa mezcla en un pulverizador y lo agitas bien ya puedes aplicarlo a todo tipo de vidrio, tanto para las ventanas, los marcos de fotos o para que luzca cualquier estructura de vidrio como la que vemos en este diseño.

Para los casos extremos: agua caliente

Hay un dicho popular que nos habla del poder limpiador del agua hirviendo: “esto no sale ni con agua caliente”; si alguna vez usaste un limpiador industrial, habrás comprobado que su único truco es aplicar agua muy caliente a presión y con eso sale cualquier suciedad, tarde o temprano. 

Así, si llegas a una casa de segunda mano, has estado unos meses de viaje o simplemente se te olvidó o no pudiste hacer la respectiva limpieza mensual de los vidrios, tu única solución será poner agua a hervir y echarle nuestro querido vinagre. Y si quieres asegurarte una limpieza total, una cucharada de amoníaco líquido. También puedes usar limpiacristales de mercado y mezclarlos con agua caliente, lo que multiplicará sus efectos sobre los cristales que creías que no iban a recuperar su transparencia.

Resumen de lo que debes hacer

Ya has comprobado que más sencillo no puede ser. Cualquiera puede tener los cristales de casa limpios y seguramente es uno de los logros más sencillos a la hora de realizar una limpieza profunda. Solo se trata de realizarlo con regularidad más o menos una vez al mes, es suficiente; y adicional a lo dicho, basta con un cepillo para quitar el polvo, un pulverizador para la mezcla del limpiacristales, casero o comprado, y un trapo de algodón (una camiseta vieja también sirve). Con eso ya se puede hacer el trabajo. 

Sólo te puede dar un poco más de problemas las ventanas altas si no tienes la escalera oportuna, pero con un poco de ingenio se soluciona: Con un palo como los de las escobas, podemos colocar ahí un trapo humedecido con el limpiacristales, limpiar en profundidad y después sustituirlo por un trapo seco para quitar la humedad; para darle brillo puedes hacer uso de uno de los mejores secantes que hay: el papel de periódico, recubre el trapo con papel del diario de ayer y verás cómo relucen tus ventanas.

​Y resumen de lo que debes evitar

Volvemos a repetirlo, cualquier recorte de una prenda de algodón que ya no uses vale para reciclarla y para limpiar los vidrios. Lo que no valen son las telas rígidas o ásperas, que sorprendentemente pueden rayar un cristal. Algo que también puede pasar es que se dañen los vidrios si no limpiamos el polvo y frotamos la superficie con residuos. 

Además hemos dicho que el mejor truco es un limpieza regular, un mes está bien, aunque para los cristales de los baños y en los que se condensa humedad, evita dejar pasar tanto tiempo, lo ideal es secarlos cada vez que se humedecen y limpiarlos más a menudo. Por ejemplo, para una mampara de baño, además de secarla tras la ducha, es recomendable limpiarla bien una vez a la semana. 

Estos consejos también te pueden ayudar: “Ideas y secretos para reducir la humedad en su casa

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